Taita Leonidas Proaño

Discípulo Fiel del Pueblo

Pensamientos del Profeta de Amerindia

En este tiempo, cuando el lobo neoliberal disfrazado de oveja pretende sin piedad devorar conciencias, pueblos, culturas y perspectivas de vida digna en este planeta, es urgente recurrir a vertientes frescas, que testimonien con su vida ejemplar un llamado a la fidelidad de principios inclaudicables a favor de un proyecto de vida digna para todos.

Una de estas vertientes de luz y de fuerza es nuestro hermano, compañero y amigo Leonidas Proaño. El es uno de los frutos que emergió del parto de luz en las entrañas mismas de nuestro pueblo. Una semilla de dignidad que con su fulgurante fidelidad a los empobrecidos, se irguió como un árbol imperturbable para incursionar en la historia de nuestra Patria Grande. Se vistió con el poncho de fuego de los Andes Ancestrales que fuera desgarrado sacrílegamente por la infame prepotencia de los imperialistas de turno. Su báculo de servicio fue de Amor Incondicional del Cristo solar – lunar, que clama resurrección en el vientre de la Madre Tierra y en cada ser humano, que es sin duda, tabernáculo de su presencia. Es un hermano que titila sereno como un pequeño lucero muy brillante, en la aurora de esta nueva era, preludiando con certeza el nuevo amanecer. Es sin lugar a dudas grande porque supo ser un discípulo fiel de los pequeños.

La Fundación Pueblo Indio del Ecuador se complace en compartir, una vez más, un extracto de sus pensamientos tomados textualmente de su obra fundamental: Creo en el Hombre y en la Comunidad. Que ellos nos animen a trabajar juntos por la liberación del pueblo, desde los pequeños.